martes, 11 de mayo de 2010

Un Sarmiento colombiano:


Gualterio Núñez Hurtado

Hay personas que engrandecen la condición humana. ¿A qué otra conclusión podemos llegar al conocer una vida como la de Gualterio Núñez Hurtado? Educador comunitario que ejerce en una zona caliente de la patria grande que soñó Bolívar; heredero de la gran escuela de educadores que inició un Domingo Faustino Sarmiento, siguió un Paulo Freire y continúa hoy en la piel de una Señorita Marta, del tercero B de la Escuela “Patricias Argentinas”. El profesor Núñez Hurtado, si inexplicablemente aún no ha sido destinatario de un reconocimiento de la UNESCO o de una beca del Fondo Para el Desarrollo de la Cultura de la Fundación “Standard & Poors”, por lo menos recibirá un reconocimiento moral como el que aquí, con justiciera pasión, intentamos.

Amante de los grandes de la literatura latinoamericana, el Profesor Gualterio no sólo le enseña a sus paupérrimos alumnos la tabla del cuatro o “mi mamá me mima”, sino que también les lee a sus educandos las páginas de oro de los grandes de la literatura sudamericana: Jorge Luis Borges, Laura Restrepo, Oscar Hermes Villordo y Luis Alberto Ambroggio, por citar a unos pocos de un número mayor, son leídos y escuchados con religiosa devoción en la humilde escuelita que sostiene con los recursos de su corazón, ya que no los económicos.

Y es hora de que Ud. sepa, querido lector, que el Profesor Núñez Hurtado no ejerce la docencia en una cómoda escuela de un barrio acomodado de cualquier megalópolis latinoamericana. No. Gualterio humildemente desarrolla sus múltiples aptitudes en el municipio de San Vicente de Chucurí, (capital cacaotera de Colombia), una zona devastada por los tres azotes bíblicos que padece nuestra república hermana: el narcotráfico, la guerrilla y la exportación clandestina del banano bocadillo. Eso sin contar que es obligatoria la lectura de las Obras Completas de Gabriel García Márquez, cuando todo el mundo sabe que un Fernando Vallejo es claramente superior.

Un día de clase inusualmente frío en la escuela de San Vicente de Chucurí, Colombia


Prueba de la violencia que impera en esa zona de nuestro país hermano es el balazo que Gualterio tiene alojado en su glúteo derecho y que los médicos no se atreven a extraer por no poner en riesgo su vida, tronchando así una carrera artística que no tenía techo. En efecto, nuestro homenajeado es un fanático de aquel ritmo cubano creado a partir del Danzón y que por culpa de esa bala anónima y cobarde ya no puede ejecutar, lo que ha hecho decir entre lágrimas a nuestro educador:

“Pero, ¿adónde hemos llegado? ¿al delito por bailar el cha cha cha?”

Querido lector, desde este humilde opúsculo prácticamente le gritamos: ¡Hagamos algo por Gualterio! ¡No permitamos que otra injusticia se consume!

Con tal motivo hemos abierto dos cuentas bancarias:

Si Ud. quiere donar un dinero para completar la biblioteca de la escuelita de Gualterio con otros autores latinoamericanos como Adolfo Bioy Casares, Poldy Bird o Francis Oliverio Recúpero, puede hacer un aporte en el Banco Agrario de Colombia, cuenta nº 14-0987654321.

En cambio, si lo conmueve más juntar dinero para un nuevo examen del glúteo derecho de Gualterio en el Memorial Hospital de Connecticut, United States, puede hacer su depósito en el Banco Bancafe, cuenta nº 41-1234567890.

El aporte mínimo para cada interesado es de 195.806,50 pesos colombianos, equivalentes a 100 dólares norteamericanos. Una suma menor es inadmisible. ¡Le rogamos que no sea miserable con una causa justa!

Los Editores

5 comentarios:

  1. Enhorabuena Gualterio! Hay cada gaucho blogguero en La Pampa, que por qué no puede tenerlo Ud. desde San Vicente de Chucurí?
    Esperemos estar los lectores a la altura moral suya, o al menos a cualquier altura!

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  2. ¡Bienvenido Marcelo! Un honor tenerte por aquí. Las mayores alturas que reconocemos los chucureños son el Cerro de Pan de Azúcar y el Cerro de Coconucos. De ahí para abajo somos todos iguales. Salúdame a Menárdez.

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  3. Los azotes que sufre un país, bíblicos o calefonianos, son temas de recurrente inspiración. El narcotráfico y la guerrilla están reflejados en muchas obras, pero ¿qué hay del banano bocadillo? ¿Qué prosa lo describe, qué poesía lo canta? Cuéntemos, Gualterio.

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  4. Cristina
    Hace muchos años hice un programa en Radio Caracol que se intitulaba "Grandes Olvidados" donde hice una larguísima reseña (perdone el oxímoron) acerca de esa pasión nacional llamada banano bocadillo. Si consigo recuperar el magazine, se lo haré llegar de inmediato. Incluso hay declaracions de Juan Valdez, donde nos comenta su sincero arrepentimiento. No era el café el producto nacional, sino el bocadillo!
    Mis más sinceros saludos

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  5. escuche, Gualterito, yo soy alta y gorda, por si de altura y anchura se tratan los requisitos, no? y si le digo la verdad, bonito, es que no vengo a leer, sino a bailar!

    se le ve bien bonito con el glúteo incado y todo, válgame!

    le confieso que así en el aire, no doy pinet para tal malabarismo de piernas y todo eso, pero si me da una base horizontal, verá usté de las cabriolas que soy capaz.

    que la Virgen de Chiquinquirá sepa guardarlo en su seno como yo lo guardaré en el mío, Gualterito, que yo leo colombiano y alli me llaman!

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